domingo, 10 de octubre de 2010

Me emputan las ferias de libros

Cada año es lo mismo. Me resisto, lucho y me peleo conmigo misma para no hacerlo... pero igual voy. No sé que tiene pero siempre termino haciendo fila y pagando la entrada. Y cada año, salgo con la boca torcida de rabia.
No es que las ferias de libros sean malas, sino que me a mi emputan; primero, porque cobran entrada, ¿cuatro pesos para mirar libros? Segundo, -y en el mismo sentido- porque los libros son caros, muy caros. Yo quería comprar un simple librito de anatomía para regalarle a mi prima menor y los vendedores muy sinvergüenzas me pidieron mil bolivianos por él, ni siquiera tenía fotos reales... eran puros dibujos.
Se exponen libros de menor precio pero si yo me voy con 20 pesos, ¡no me puedo comprar nada! Por lo menos, nada que valga la pena.
También es por la gente. En las ferias de libros sólo asisten tres tipos de personas: los escritores que presentan su libro, los que van para "hacerse ver" y los neo hippies. A las presentaciones de los primeros asisten los segundos y los terceros. Los segundos son los que más se arriman a los primeros. Los terceros, si bien suelen sentir auténtica admiración por los primeros, son en general gente menos alharaca.
Para qué voy a hablar de los escritores, excepto algunos, son bien aburridos. A algunos de ellos los conozco por ser unos tremendos pervertidos. No es chiste. Por eso ni hojeo sus libros, prefiero entretenerme con el relato de una tipa que tuvo el coraje de infiltrarse en la cena anual de la Cámara Boliviana de Comercio para ir a putearles a los que manejan el sistema financiero del país que leer a un onanista aburrido hasta el hartazgo de su propia vida.
La gente que va a las ferias para presumir de su alto interés cultural es la que más me cabrea. ¡Mierda cómo se arreglan para asistir! Hasta perfume se ponen. Por eso me revienta cómo huelen, cómo se ven y cómo se mueven. "Circulan" por todos lados y en todo lado se encuentran con otros de su calaña. Hablan de autores raros o de libros raros tal como si estuviera saliéndoles oro por la boca. A este grupo pertenecen los intelectualoides, los aspirantes a escritor y otros artistas. Los odio a todos y cada uno de ellos.
Por último, los neo hippies. La verdad es que todos ellos son muy parecidos entre sí, también hablan de cosas raras y también se comportan raro cuando se reúnen con otros neo hippies, se asemejan mucho a los presumidos excepto porque tienen menos dinero que ellos y son más jóvenes.
Aparte de la gente que asiste me emputan los expositores, no puede haber gente más mierda y creída. No te rebajan ni un peso y si agarras un libro expuesto y empiezas a leerlo, te asesinan con la mirada o peor, se acercan para deshacerse en elogios dirigidos al autor, les inventan historias legendarias, invocan a grandes de la literatura y los comparan. Tanto parlotean que empiezas sentirte como una idiota por no comprar el libro. Oye, existe gente que prefiere evitar el contacto humano.
Pero ¡aggg! que más da, he caído nuevamente en la trampa de las "ferias de libros". He ido, he hecho fila y he pagado mi entrada ¿Para que voy a seguir renegando? ¿Para que voy a seguir puteando en contra? Igual voy a ir al otro año de burra que soy. A lo mejor yo soy la que está patas arriba, la que vive en su propio mundo, la que está equivocada. A lo mejor soy muy "pobrecita" para pagar algún libro ¿Que puñeta?