domingo, 18 de enero de 2009

Inercia Existencial

Febrero 22...
El súbito impacto sirvió para recordarme que debo manejarme con cuidado y así evitar nuevamente un duro revés de la inercia existencial. Había conocido como una excepción la vida sensual, desde un estado maníaco y lograr dibujar bizarras muecas de alegría entre los labios durante unos gratos 120 minutos, pero como un muro implacable surgió ese matiz de vacio, apatía y labilidad.
Al carajo!! No será mas que un resplandor lancinantemente bello de nuestro errante pasado.

Debo recordarte que en mi anterior existencia, el sexo había tenido el amargo sabor de culpa, y ahora mucho mas que amargo, a sabiendas de la desaprobación de tu marido. -"Según recuerdo, en tu anterior vida dijiste que en tu condición de Sátiro y en el cadalso de tu existencia, habías convivido entre ninfas" replicó Melisa. -Efectivamente, pero no hubo momento alguno en el que no me sintiera culpable por traicionarlas...a todas!. Se escuchó una dulce risa, tan femenina y dulce como el arrullo de cuna.

Y mientras se aprestaba a cubirirse con sus prendas y cuyos jeans habían sucumbido a la fricción, marcando pequeños orificios en las posaderas y dejando ver su dulce y trigueña piel, recordaba que en cierta ocasión había escuchado la siguiente sentencia: "el romance adormece a la lógica, de lo contrario nadie se arriesgaría". Quise eternizar el momento expresándole mi sentir, pero la respuesta no fue justamente la que esperaba. -"en vez de dar rebuznos, porque no haces algo útil y me pasas mi corpiño? creo que cayó detrás de la cama" replicó.

Evidentemente se adormeció mi triste lógica. La reciprocidad no es regla, y lo que parecía ser la pequeña almena en esta sombría madriguera de angustia, no era más que una irreverente sombra, mi amada huesped tránsfuga.

Dejó caer aquel muro, y aquella desdibujada sonrisa se torno en una inexpresiva facies...


Febrero 29... (año bisiesto)
"Como si su cuerpo hubiese muerto con ella". - Pensó en voz alta y en tono luctuoso.
Se percibían en la sala dos cuerpos exánimes, se parecían, como hermanos gemelos. Uno yacía inerte en un bello y lustroso nicho de pino. En su femenino rostro se esbozaba una disimulada sonrisa, su piel tan lisa y fria como la porcelana, rubor en las mejillas, sombras celestes en los párpados, ofreciendo un dulce aroma a jovial travesura, pues quien dijo que la muerte no es bella? El otro, yace inerte en un recoveco de la sala, pálido, ofuscado, por los poros destilando aroma a tabaco, vino y sudor, un puñado de franca incertidumbre en la garganta. Quién dijo que la muerte no apesta?


Febrero 27...
Cada relato tiene su fin. Claro que en la "vida real" cada final es un comienzo. Y a pesar de tomar a la esperanza, como el último de los recursos humanos antes del drama y la tragedia, debemos aceptar como realidad que todo llega a su fin. - Aquella sentencia caracterizada por un frío y calculador orador, como solía serlo. Tristán, el mismo lenguaraz y basto de siempre, fatuo, petulante y necio. Podría afirmar que casi lo conozco en persona... Hasta creo que me agrada!

Discó cuatro veces su número celufónico, cuando estuvo a punto de perder la paciencia logró obtener el tono. Ella contestó al cuarto tono, pero no con la misma jovial actitud de siempre, ahora en un claro tono gélido, helandome hasta el deseo. Como soportar tantos repentinos y repetitivos cambios de ánimo? Aplacando su también incostante ánimo.

Febrero 27...
Ese mal sabor de boca dejado por el tono indiferente de Melissa se convirtió posteriormente en un tremebundo escalofrío, que surcaba desde el auricular del teléfono, hasta el cóccix.
"Ya no aguanto más" Fueron las últimas palabras antes de colgarle el teléfono.


Tomando firme una fina y lustrosa hoja hendió la misma en los surcos más largos de su femenina y lisa piel. Previo a eso habíase tomado algunas ASA, permitiendo de ese modo dejar discurrir la vital "escencia escarlata" a través de sus jóvenes hendiduras. Pigmentando de rojo la almena de su casa, mientras se preguntaba y en voz alta "¿ a qué atribuirle este mísero sentir, vana fué mi busqueda de algo divinamente terrenal al cual aferrarme?" - Mientras tres sangrientas lágrimas descendían de sus ojos y le contestaban "No hay gloria en morir por mano propia, tal cual afirma tu misiva, así como no hay salvación para tu herencia mortal, así como viviste, habrás de caducar".

Su piel se tornó índigo y luego palideció, su corazón palpitaba agitado. Ya solo deseaba recostarse y cerrar los ojos por solo un momento. Su torso ahora se movía aún mas agitado. Todo un vano intento por compensar su estado ya letárgico de inminente colapso.
Pasadas 4 horas, él llegó a su encuentro, la vió recostada sobre la alfombra. La tierna calidez de sus piernas se había desvanecido, el rubor de sus mejillas y el resto de su piel se convirtieron en livideces. La rigidez dificultó su traslado, así como también dibujo aquella disimulada sonrisa de la cual todos se despidieron 2 días después. Quizás sería más fácil tomar a la muerte con frivolidad o frialdad.


"Que triste destino para mi tan arraigada alma materialista, pues finalmente la muerte no hace distinciones".


Este relato ya fue publicado en Myspace, pero deseo compartir su escaso contenido literario, :P

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